SI DE ALGUN SITIO SOY

Todos tenemos algún recuerdo marcado en nuestra sien, uno, pequeños, múltiples, varios, miles…los recuerdos, recuerdos son.

Momentos, lugares, sentimientos, vivencias, creencias, amores, desamores, canciones, primeras veces, un… nunca más, aprendizajes, errores, etapas, podría buscar varios, infinitos o infinitas sensaciones, sentimientos que pueden o puedan definir un recuerdo o una vivencia.

Este fin de semana, fue uno de esos momentos en que uno se pone a pensar quién es, de dónde viene, que busca, hacia dónde va… pero sobretodo a que ha venido.

Muchos de mis recuerdos de infancia, recuerdos que de alguna manera, o de todas, hacen que sea como sea, que piense, actúe, mire, respire y afronte la vida como lo hago, básicamente que siga buscando o sobreviva a la vida como lo hago; mucha, no toda, pero gran parte de lo que soy, se ha construido en una zona concreta de la península ibérica, allí dónde Griegos y Romanos hace más de 2000 años construyeron uno de los primeros puertos, dónde la hermosura de las playas y las noches estrelladas hicieron, en gran medida, ser lo que soy hoy en día soy y lo que seré en un futuro próximo.

No podría ser de otra manera, si desde los 6 años de edad, mis padres me hubieran descubierto, enseñado y transmitido cada uno de los rincones de lo que ahora considero mi lugar, mi escondite, mi dulce guarida…l’Empordà, l’Alt Empordà, la Costa Brava, durante un tiempo Albons, en la actualidad l’Escala.

Seguramente me encuentro en una etapa de eterna melancolía y búsqueda en la que este fin de semana ha llegado a una de sus cumbres, sucumbido por el dulce placer de volver a mi guarida, recordando cada uno de los rincones dónde solía hacer mis primerizas travesuras, dónde aprendí hacer piruetas con mi BH California, a respetar la naturaleza, a ver el cielo como si de un tesoro se tratara, a vivir el mar como una fuente de paz eterna y de aventura se tratara, a respirar amor, a besar por primera vez… o dónde bebí mi primera cerveza, me declaré por primera vez, monté una tienda de campaña por vez primera y por ejemplo escribí mi primera canción con mi vieja guitarra española, entre otras, aprendí como colocar la madera de tal forma que el fuego ardiera a la primera y poder cocinar una buena paella, descubrí los placeres de volar con el prehistórico ultraligero de mi padre, viví lo que significaba la amistad pero básicamente aprendí a soñar por una vida repleta de cariño, pasión y aventuras.

Todo ello, son armas que de alguna manera hacen que sea como hoy soy, para lo bueno y para lo peor.

Descubrí la necesidad de escribir como forma de desahogo…pero lo mejor, sentí que siempre tendré mi sitio, mi lugar dónde poder encontrarme.

Love ya

willy