SENTIR PARA VIVIR

Como decía Lenon la vida es aquello que pasa mientras estamos ocupados en otros quehaceres.
Desde hace un tiempo ya, causa de desengaños, maduraciones personales, batallas perdidas, voy ganando tiempo a mis temores. Luchar contra ellos, no es precisamente coser y cantar.
Para vencer ciertos miedos, impedimentos, complejos, etc uno tiene que olvidarse de corazas, escudos, parches y plantarle cara a ello. En muchos casos, deberemos priorizar ciertos placeres y olvidarnos de aquello que no nos hace bien. Para ello, deberemos andar hacia un rudo y duro camino hacia una búsqueda de nuestro interior, que, desengáñense, es dolorosa y costosa. Deberemos valorar el precio al que estemos dispuestos a pagar por ello, y no, no hablo del económico precisamente.
Cada día que pasa, desde hace un tiempo pienso en ello, si estoy en el sitio correcto, si lo que hago me llena lo suficiente, en quién soy de dónde vengo, hacia dónde voy. Claro está, que uno, es consciente de la suerte que tiene, conocedor de si mismo, analizador constante de su entorno en general y agradecido de la gente que me envuelve y me rodea.
Hay momentos en que ciertas reflexiones, dan camino libre al miedo interior y salen a relucir muchas de las inseguridades de las que ni uno mismo es consciente.
Es por todo ello, que desde hace un tiempo, a sabiendas que soy de los que tropieza y tropezaré mil veces con una misma piedra estoy realizando un exhaustivo estudio sobre mi mismo.
Realmente es muy difícil ser feliz todo el tiempo. Tampoco es bueno empeñarse en ello, hay veces en que debemos darnos un respiro, y sentir que estamos tristes, enfadados, cabreados, desengañados. Sentir es vital. Yo peco, sobradamente, siento cada segundo, cada milésima.
Reconocer y vivir nuestras penas, vivir el luto de una perdida, y, no necesariamente hablo de la muerte, es bajo mi humildísimo punto de vista, algo trascendental.
Les invito a escucharse, a conocerse, a corregirse y sobretodo a sentir, sentirse, tocarse, palparse y vivirse.
Disfruten de los momentos de luz, de magia, calma y un sinfín de agradables sensaciones. Sientan también los momentos en los que el tren se descarrila.

La vida es un bello y dulce regalo, en el que tenemos la oportunidad de cabalgar por un sinfín de páginas en blanco que poco a poco trazan nuestra propia historia.

El que suscribe estas líneas les desea a cada uno de ustedes un feliz viaje.